O visitar la Sagrada Familia con una camiseta de Neymar. O ver a una chica salir de una tienda de Inditex con una camiseta del Real Madrid (¿¡rosa!?). A nadie le chirría ver a un tipo de rojo Liverpool pavoneándose como si fuera el dandi del barrio. Imagínese si marcas reconocidas ya están en riesgo de incumplir, como deben ser estos productos pirateados». O vislumbrar a un musculitos embutido en una camiseta de la Juve con unos vaqueros Levi’s y un Tissot en la muñeca camino de una cita romántica en un restaurante italiano.