La idea fue crear un juego que se pareciera al fútbol, pero se pudiera jugar tanto en campo abierto como cerrado. Este juego fue siendo más y más conocido en América Latina gracias a la YMCA. No disputar competición europea y seguir sin patrocinador en la camiseta forzaba a abaratar el gasto en la plantilla, por ello se vendió a André Gomes y Mustafi, y a finales de verano a Paco Alcácer que pidió ser traspasado al Barcelona.