Como se nota que las opiniones difieren según la persona que las escriba. Se sienta en primera fila, lejos del palco de vips, justo enfrente de los banquillos, y desde allí grita, aplaude, se pone rojo como un tomate, abronca a los árbitros si hace falta, y abraza como un fan a los gigantes del Valencia Basket cuando ganan, que últimamente ganan bastante.