La 9 de julio, la calle que lleva al obelisco y la más ancha del mundo, está explotada de gente que canta «campeones, equipacion francia campeones» al ritmo de cientos de bongos y trompetas en un domingo que nadie en Buenos Aires olvidará. Terminada la proyección, una marabunta de gente se dirige hacia el Obelisco ya lleno de gente a celebrar el mayor de los sueños de los argentinos.