Finalmente, en 1985, Umbro decidió introducir su primera bota de fútbol en el mercado brasileño. Umbro también se fabrica un popular estilo de pantalones cortos, que alcanzó su punto máximo a finales de 1980 y principios de 1990. Estaban hechas de nailon, tenía una cintura con cordón y, a menudo venía en colores brillantes. Los únicos refuerzos fueron el uruguayo Bossio y el máximo goleador de la temporada anterior en Segunda, el castellonense Alcañiz, que completaban a los canteranos que siguieron en el club a pesar del descenso como Arias, Subirats, Voro, Fernando, Revert, Giner, Sixto o Fenoll, y jóvenes como Quique, Arroyo o Jon García.