Desde la década de 1990 existen movimientos políticos y sociales, encabezados por el gobierno de la Generalidad de Cataluña y diversas plataformas civiles, que reivindican el reconocimiento del combinado catalán como selección nacional y su participación en competiciones oficiales. Este último fue incluso convocado durante ese torneo a la Selección Nacional y considerado mejor arquero del torneo por la UNAFUT.