Todo en sana convivencia, por lo que cuentan. No tuvo buena sintonía con el Tata Martino, que ocupaba el banquillo culé, y las lesiones se cebaron con el jugador desde el mes de abril. La última vez que fui con ella decidí hacerme algo yo también porque siempre había tenido el gusanillo. Por ejemplo, la semana pasada estaba comiendo con una amiga en mi barrio, cuando uno de los camareros me paró para decirme que mis Samba le parecían «zapatillas de hospital».